MAYORDOMÍA

La Mayordomía Bíblica se refiere al hecho de que Dios es el dueño de todo lo que somos y tenemos, y que nosotros somos simplemente administradores de la propiedad de Dios. Nuestro deber es cuidar los unos de los otros y de todo lo demás que Dios nos ha confiado. Por lo tanto, la mayordomía implica el uso responsable y cuidadoso de muchas cosas, pero hay un énfasis único en la Biblia sobre la mayordomía de las finanzas. La gestión del dinero es uno de los temas más frecuentes en las Escrituras. La forma en que administramos el dinero es un indicador clave de lo que, y quién, es más importante para nosotros.

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Desde la época de Abraham, el diezmo ha sido ofrecido como un acto fundamental de adoración. Cuando diezmamos, reconocemos a Dios como el dueño de todo lo demás en nuestras vidas. (Génesis 14:17-22) … "El propósito de dar el diezmo es enseñarte a poner a Dios siempre en primer lugar en tu vida". Deuteronomio 14:23 (TLA). La práctica del diezmo era tan central en la vida con Dios en el Antiguo Testamento que simplemente se asumía como parte de la vida con Dios para los seguidores de Jesús. Jesús enseñó que "deben diezmar" (Mateo 23:23) mientras recordamos otras partes de nuestra fe que son importantes pero que a menudo se descuidan.

Uno de los aspectos más consistentes del tratamiento del diezmo en las Escrituras es que está asociado con la bendición. Dios esencialmente dice que si lo reconocemos como Señor y dueño de todo devolviendo el diezmo, Él nos bendecirá sobrenaturalmente. 9 "Honra al Señor con tus riquezas, y con los primeros frutos de tus cosechas; 10 así tus graneros se llenarán a reventar y tus lagares rebosarán de vino nuevo." Proverbios 3:9-10 (NVI).

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Por supuesto, la otra parte de esto es que nuestro diezmo es una bendición para otros. Dios eligió que fuera principalmente a través del diezmo que su obra física en la tierra sería financiada. Es gracias al diezmo que hay "alimento en la Casa de Dios". (Malaquías 3:10). De esta manera, nuestro dinero se convierte en bendiciones espirituales para otros. Es a través del diezmo que las iglesias locales pueden financiar esfuerzos ministeriales que ayudan a llevar a las personas a una relación con Dios que cambia su destino eterno. Es ciertamente cierto que solo a través del diezmo dado por las personas en TLCC somos capaces de inspirar a las personas a vivir la vida que Dios sueña para ellas mientras expandimos su amor en círculos cada vez más amplios. Cuando das el diezmo, eres bendecido y eres una bendición para otros.